lunes, 16 de agosto de 2010

El FORD T DE DANTE

Dante montó sobre el chasis de Ford T una carrocería casera muy primaria que consistía en una chapa sujetada a pocos centímetros del motor mediante un cinto de cuero y ese trozo de metal tenía pretensiones de capot sólo por la posición que ocupaba en un auto que literalmente lucía desnudo.
1940 - Dante en su Ford T color ladrillo rodeado de la hinchada y mecánicos.

 El tanquecito de la nafta estaba ubicado detrás del asiento, a la altura de los pulmones y era asistido por un sistema de bombeo manual que le suministraba mayor volumen de combustible. Era la única saliente sobre la zona trasera del chasis marcado con las iniciales  “D.E”.
No corría con acompañantes, por eso la única butaca existente, forrada en cuerina negra y atada lateralmente con cordones cruzados, estaba detrás del volante.
La escasa cosmética consistía en una  pintura de color ladrillo parecido al borravino, pero tan apagado que algunos contemporáneos lo recordarían como “casi rosa”.  El detalle característico que lo acompañaría en esta etapa, sería un escudo del club Ferro Carril Sud impreso sobre el lateral izquierdo, muy cerca del conductor y al límite con el capot.
La pobreza del carrozado contrastaba con la dedicación  puesta en un motor extraordinario de Ford T 1926, cuya preparación lo hizo imbatible por muchos años en la región .

Datos del libro “Sin Galera”

1948 Carrera de Ford T en Azul


Video de una carrera de Ford T realizada en el circuito “El Recreo” de la ciudad de Azul, poco tiempo después del retiro de los Emilozzi de esta categoría. En la filmación puede verse al público ubicado muy cerca de la pista. Con esta inseguridad se desarrollaban las competencias en aquel momento. El video que aquí se expone fue enviado por el amigo Marcelo Eusebio Tártata.



Extracto de un trabajo de Roberto Bo para TV.  

sábado, 7 de agosto de 2010

CUANDO LOS EMILIOZZI NO CORRIERON CON FORD

El recuerdo imborrable de “la Galera?, el Baufer, el “Halcón?, los Ford T y el Ford A, dan por asentada la fidelidad de “los gringos? de Olavarría con la marca de Henry Ford, aunque varios años hacia atrás nos podamos encontrar con una excepción a esta regla, cuando del taller de la calle Necochea salió un producto “infiel? a esta tradición.



Hacia 1936, el automovilismo se había desarrollado de forma sorprendente en Olavarría, ayudado por los buenos resultados que sus pilotos conseguían con cada actuación.